El "Adios" a un GRANDE...

Para quienes no me conocen quiero advertirles que este post es muy personal y no habla sobre un gran fotógrafo, ni un gran artista, tampoco habla de un gran diseñador web; es más, esta persona inmensa ni si quiera sabía encender una computadora (aunque tenía la capacidad para hacerlo si así se lo hubiere propuesto), no se preocupaba por formatear una PC ni se desvivía por tener el último dispositivo móvil (aunque sí conquisto la era de las telecomunicaciones con su propio teléfono celular).

Este post no trata sobre nada de eso, pero si trata sobre un ser humano genial como muy pocos, ambicioso en la medida de lo saludable, respetuoso, solidario, justo, medido, leal, buen consejero, el mejor de los amigos, un marido compañero y bondadoso, un padre permisivo pero cuidadoso, protector, correcto… y así podría estar siglos describiéndoles cualidades excepcionales de este personaje tan importante en mi vida. Pero para resumírselos podríamos decir simplemente, que este post trata sobre una de las personas que más quiero en el mundo… trata sobre MI ABUELO “PATATO”

Hoy es martes 4 de diciembre y es la hora 01:38 AM, en 6 horas y 20 minutos van a haber transcurrido 24 horas desde que mi abuelo falleció. Todos esperábamos este momento, quienes me conocen saben que meses atrás MI “Patato” sobrellevó una operación en la que le extrajeron un tumor del tamaño de una pelota de golf desde el cerebro. Los meses pasaron y el se recuperó, después de mucho tiempo volvió a ser el “Patato” de siempre. Tiempo después de transcurrida la operación, llegó el resultado de la biopsia y las conclusiones fueron las peores. Ya no había vuelta atrás, a Don Pedro Montón se le estaba terminando la luz de su vela.

Desde ese día me propuse disfrutar de mi abuelo mientras estuviera bien y acompañarlo cuando los síntomas regresaran. A lo mejor hoy me culpo por no haber hecho esto antes, pero de los errores se aprende y no tiene sentido martirizarme por algo que no voy a poder cambiar, por algo que no tiene vuelta atrás. Hoy ya hace casi cuatro semanas que los síntomas volvieron y empezó a dejar de hablar, a dejar de poder expresarse, de a poco a no poder caminar, a perder la movilidad y la razón, pero siempre con la entereza que lo caracterizó toda su vida. La misma entereza que lo convirtió en una persona de valores intachable, en un ser humano hermoso por dentro, con un alma limpia y sin maldad, en fin, alguien totalmente in-corrompible.

Hoy, después de un día interminable, me doy cuenta que mi abuelo no va a estar más a mi lado, que no voy a poder discutir más con él ni jugar al chin-chon en Alpa Corral.

Sin duda hay millones de cosas que no voy a poder hacer más con él y que obviamente las voy a extrañar. Pero también hay otro ciento de millones de cosas que NUNCA me voy a olvidar de él. El “Patato” me enseño a no tragar agua en el río cuando me tiraba de cabecita en Alpa Corral, me ayudó a aprender a andar en bicicleta, me enseño a jugar al chin-chon y otro sin fin de pequeñeces que hacen la vida un poco más divertida. Pero sobre todo me enseño valores de la vida como el respeto a los demás y sobre todo a las personas mayores, a no fumar, a estar siempre con nuevos proyectos, a escuchar a los demás, a no hacer el mal, a respetar a la mujer con la que esté el resto de mi vida y la verdad que sería imposible enumerar todas las enseñanzas que mi abuelo me dejó.

Se que lo voy extrañar, que va a haber momentos en los que me duela el pecho por no poder estar con el y disfrutar momentos juntos, o simplemente aprender de todo lo que tenía para dar, pero también se que nunca voy a dejar de agradecerle a la vida, por haberme dejado disfrutar 24 años completos de el MEJOR ABUELO DEL MUNDO!!!

Con todo esto no pretendo hacer un drama ni mucho menos, únicamente busco darle a mi querido “Patato” una despedida como se merece… a lo grande. Porque eso es lo que fue para mi, fue mi segundo papá, mi amigo, mi consejero, mi cable a tierra, en muchas ocasiones fue mi guía, en pocas palabras fue un grande… fue MI ABUELO.

Gracias por escucharme y por querer conocer un pequeño fragmento de la vida de un ser humano único.